
El purín es considerado como una mezcla de heces, orina, cama (si la hay), agua de limpieza, restos de animales (pelos, etc…) y agua de lluvia, especialmente en casos de fosas abiertas. Su composición es muy variable y depende de factores como, en primer lugar, la especie ganadera de la explotación, el régimen de explotación (intensivo, cama de paja, cama de arena, etc….) el tipo de alimentación, la composición de la alimentación, el tipo de gestión del agua, el tipo de los bebederos, si está o no cubierta la fosa, y una serie de factores, que van a hacer muy difícil indicar una composición tipo que pueda agrupar como un “todo” a los purines.
Los principales elementos que definen al purín son los contenidos de Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K), ya que su uso como sustitutivo de abonos químicos para la producción vegetal es su utilidad principal y estos abonos químicos comerciales se caracterizan igualmente por su contenido en N, P y K. Pero los purines tienen muchos más componentes, que también se van a aportar al suelo mejorando su fertilidad y estructura, como son los oligoelementos, los compuestos orgánicos como ácidos húmicos, etc… que si bien están en baja proporción, son favorables para la fertilidad del suelo.