La fábrica de biogás a partir de purín de Valderrobres arranca con 13 años de retraso
La planta para la producción de biogás a partir de purín de Valderrobres, construida por el Gobierno aragonés en 2010 con una inversión de ocho millones de euros, inicia las pruebas de producción tras más de una década de espera.
El grupo de empresas Arcoíris asume la explotación a través de su filial Bioseval Gestión Medioambiental con el objeto de producir electricidad a partir del biogás obtenido del residuo ganadero, de lodos de depuradoras y de otros biorresiduos de industrias agroalimentarias.
El inicio de la producción eléctrica está previsto para finales de septiembre, cuando la planta podrá conectarse con la red de transporte de Endesa. Mientras tanto, el gas obtenido se consumirá en una antorcha, de acuerdo con el programa de puesta en marcha.
La planta, promovida por el Gobierno aragonés al igual que su gemela de Peñarroya de Tastavins, estaba destinada a eliminar el principal residuo de la producción porcina, el purín, que ha generado problemas de contaminación de acuíferos en la comarca y que es un freno al potencial turístico de la zona. Sin embargo, no llegó a estrenarse por falta de viabilidad económica.
El gerente de Arcoíris, Juan José Moles, explicó que la planta productora de biometano de Valderrobres procesará "una parte importante" del purín generado por la pujante cabaña porcina de la comarca del Matarraña.
Producción eléctrica
Moles señaló que, ante la falta de un gasoducto al que verter el biogás obtenido, la planta utiliza este combustible para la producción eléctrica. Adelantó, no obstante, que los planes de Arcoíris pasan, más adelante, por licuar el gas extraído para comercializarlo a través de cisternas, una actividad que se compatibilizará con la generación eléctrica.
La planta de Valderrobres cuenta con una plantilla de tres trabajadores y, para su puesta en marcha, ha sido necesaria una inversión añadida por parte de Bioseval de 1,5 millones de euros. El grupo agroalimentario planea poner en servicio también la instalación de Peñarroya de Tastavins, pendiente de la obtención de la licencia de actividad. La adecuación de esta industria comportará una inversión que rondará los 1,5 millones de euros para iniciar la producción. En ambos casos, Bioseval ha obtenido la concesión administrativa para la explotación de las instalaciones por un periodo inicial de 20 años prorrogables hasta un máximo de 30.
Los residuos sólidos de la producción de biogás se aprovecharán para la fabricación de fertilizantes. Juan José Moles señaló que, además de aprovechar el purín y los lodos de depuradoras de industrias agroalimentarias, las instalaciones de Valderrobres y Peñarroya podrán utilizar como materia prima otro tipo de biorresiduos orgánicos, como los procedentes de la basura doméstica.
